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La poesía de la decadencia: The Tiger Lillies en el FICAT 25

Por Corina Mora


…No se debería permitir

cantar mis canciones de inmundicia

a una multitud decente…

pero cuando ofendo a alguien

me siento muy orgulloso.

Martyn Jacques



El pasado 12 de noviembre, en el teatro Manuel Doblado en la ciudad de León Guanajuato, se presentó el trio británico The Tiger Lillies dentro del marco del 25 Festival Internacional de Arte Contemporáneo con su show titulado The Last Days of Mandkind.

Por lo áspero de sus versos, hablar de los Tiger Lillies es entrar al controvertido infinito del conflicto humano, individual y social, por esta razón, se han convertido en un grupo de culto clownesco brechtiano difícil de puntualizar o clasificar en un estilo.

El trio ha sido heterogéneo y prolífico, desde su conformación en 1989. Actualmente está conformado por Martyn Jacques, compositor, vocalista, acordeonista, Adrian Stout al contrabajo y Jonas Golland en la batería.

Para escribir el álbum The Last Days of Mindkind, Jacques se basó en el libro homónimo de Karl Kraus publicado originalmente con el título Die Letzten Tage Der Menschheit en 1918.

Jacques describió en sus poemas una fotografía a las atrocidades y despojos que dejó la Primera Guerra Mundial en Europa. En conjunto, el álbum es una obra satírica que representa a una sociedad que se encamina gozosa a la propia destrucción. A través de canciones como “Himno al odio”, “Sifilítico” y “Bailando con la muerte” Jacques hace un recuento mordaz y sarcástico de la persistente ceguera y el júbilo en el que está inmerso el individuo que vive en agonía. Imagen que describe a la perfección la situación actual.

Los retratos líricos de Jacques deambulan en lo absurdo de narrar una atrocidad de un modo tan bello, que parecen irracionalmente perfectos. El concierto fue apoteósico. Es arriesgado más cierto, mencionar que es más poderoso escuchar al grupo en vivo que en cualquier bocina digital; puntualizando la excelente ecualización que resalta el temperado y bello sonido de la banda.

Durante el show los integrantes intercambiaron instrumentos, que van desde el emblemático sonido del acordeón hasta un serrucho tañido por el arco de un violín, el theremin y un harpa de mandíbula. El juego de luces y colores que mantiene enganchado al espectador es parte importante también del show. Todo esto suma al toque experimental y genera un ambiente onírico.


La voz de Martyn Jacques


Fue para mí un privilegio escuchar a Martyn Jacques en concierto. A sus 63 años, conserva una timbrada voz de contratenor o falsetto brillante, potente, tan apacible y electrizante como la de un niño que hipnotiza. Todo esto contrasta con el maquillaje de payaso turbador que usa en el escenario.

Se puede oír el dominio del instrumento; aprovecha esta capacidad como medio para expresar sus composiciones: sube, baja, vibra, rasga, tremola y, por momentos, personifica a un ebrio en la ciudad de Viena.

Es un lujo seductor que envuelve los oídos. Hay que percibir de frente su voz para advertir la estampida y queda claro porqué el apodo The infamous criminal castrato que le otorgó Ken Campell. ¿Será por esto que el show termina con un Jacques cantando con un acompañamiento atmosférico que declama lentamente los versos de Bailando con el Diablo: Dancing with the devil, the devil is there front and this world is over is coming to the end?

The Tiger Lillies invitan a la distancia, invitan a la reflexión sobre lo que acaba de suceder en el escenario, invitan a contemplar un espejo de la sociedad y esto, los convierte en un trio de vanguardia.

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